El gato y el escritor forman desde siempre una buena pareja hasta el punto que Aldous Leonard Huxley solía decir a sus alumnos que para escribir bien, era necesario tener un gato en casa. Desde Balzac hasta Hemigway pasando por Neruda, Céline o Cechov, todos eran verdaderos gateros.
Y que pasa entonces con el perro? El mejor amigo del hombre es también lo del escritor?
Podríamos decir que si, si miramos a todos los canes que han protagonizado las obras literarias. El más antiguo es sin duda el fiel Argo, que pasa toda su vida esperando el regreso de su dueño Ulises, para poder finalmente morir en paz.
Virginia Woolf relató de manera biográfica la vida de Flush, el cocker de la poetisa Elisabeth Barret mientras Kafka eligió un viejo y cansado perro como narrador en su relato la “Investigación de un perro”.
Siempre en la misma línea, he descubierto hace poco, un cuento de un ilustre autor cuyas obras me han acompañado a lo largo de la infancia y donde los animales son a menudo los principales actores.
Se trata de Rudyard Kipling que en “Thy Servant a dog” relata la vida de una familia inglesa desde el punto de vista de uno de sus perros, un Aberdeen terrier bautizado col nombre de Boots (Botas).
Siempre solemos decir de nuestras mascotas que solo les falta hablar…pues con esta novela Kipling remedia creando un lenguaje muy fantasioso que se adapta a la sencillez del narrador/perro. Una vez que os habéis enterados que los “Dioses” son los dueños y que la “caseta-que se mueve” es el coche, la lectura sigue rápida y agradable.
Una pequeña joya de este grande escritor y sin embargo una lectura diferente para grandes y pequeños.
Buona lettura 🙂